Sunday, May 11, 2008

La "fruta" musical--una confesion

(Ver hacia abajo para la RECETA, FRIJOLES REFRITOS.)

Por favor, no le pongas el queso Cheddar a mis frijoles refritos como a veces lo hacen aquí en los Estados Unidos. No es que no me gusta el Cheddar, pero, ¿le pondrías chile al Beef Wellington? Entonces, ¿por qué ponerle un queso angloamericano a mis frijoles mexicanos?



Créeme cuando te digo que verás a los frijoles refritos de nueva luz cuando les pones quesos mexicanos auténticos. Toma por ejemplo el queso Cotija—un queso blanco, salado, que se desmigaja con facilidad, y que es francamente, apestoso a calcetines sucios. (¿Y te dije que es delicioso? Cómo lo detestaba de niña—pero ahora me encanta--ay, ay, ay, ¿qué estaba pensando?) Cuando se combina con frijoles bien cremosos, se complementan de una manera tan perfecta que te olvidarás del Cheddar. Si el queso Cotija no te llama la atención, no os preocupéis. Hay otros quesos mexicanos que deleitarán tu paladar. (Será el tema para otra entrada en esta bitácora.) Te darás cuenta porqué a tantas personas les encanta los frijoles aunque tengan la vitamina P-2.



Ya que estamos hablando de los frijoles, ¿cómo podemos prepararlos sin que esta “fruta musical” nos haga sonar una nota flatulenta, aunque huelan a rosas? Algunos dicen que es bueno de dejarlos remojar durante la noche y echar para fuera el agua y recomenzar con agua fresca, pero no creo que es buena idea. Se les va el sabor y ese lindo color café-rojizo. Otros dicen que es bueno ponerle una cucharada de bicarbonato de soda al agua, pero nunca lo he comprobado para mí misma.


Sin embargo, hay algunos, especialmente los del género masculino, que les encanta los frijoles por su “musicalidad”. No están satisfechos de exhibir sus talentos cuando están solos. Algunos tíos quieren impartir este amor a la próxima generación. Con toda la confianza de un director de orquesta que agita su bastón, el tío le dice a un sobrinito que no sospecha nada, “Ven, Estebanito, hala mi dedo.” Sale una explosión que lo hace uno pensar en trompetazos que anuncian la llegada del torero cuando entra en la plaza de toros. Cambiará para siempre la vida de ese muchachito—y también el olor de la casa.


Claro, siendo humanos, es inevitable que de vez en cuando suceda un “accidente”, especialmente cuando todos están comiendo frijoles juntos, como en una fiesta familiar. Si esto te pasa a ti, y tu cuñado te acusa de haber contaminado la atmósfera, simplemente haz esto: Con una ceja parada y una mirada enojada, haz de cuenta que dañó irrevocablemente a tu delicadísimo sentido de dignidad femenina. Y, con un profundo suspiro, voltea sin responder a su comento maloliente. Todos pensarán que fue él que impurificó el aire y no tú. Ahora puedes sonreírte si sólo ti misma. No tienes que confesar tu pecado a nadie, ciertamente no a ese pedito de cuñado.


Frijoles Refritos Musicales

Lo que necesitas:

Frijoles ya cocidos (Ver la entrada previa, "El no saber ni un frijol . . .")

Una olla o un sartén del tamaño que necesitas

Manteca de puerco o de tocino, o aceite vegetal, preferiblemente de maíz


Una cuchara con ranuras (“espumadera”)


Un machucador de papas


Sal a tu gusto


Pon la olla o el sartén sobre un fuego mediano, y calienta 2 o 3 cucharadas o más de manteca o de aceite, dependiendo de tu gusto o si estás cocinando para una tribu. Usando la espumadera toma los frijoles y ponlos en la olla o sartén. Luego, toma el machucador de papas, y machuca los frijoles hasta que estén de la consistencia que a ti te gusta. A alguna gente les gusta que estén bien machucados y espesos, a otros solamente un poquito—tu puedes elegir cómo te gusta a ti. Si están demasiado espesos para tu gusto, échale un poco del caldo de los frijoles. (Para variar: ponle un poco de leche a los frijoles al estilo Sonora. Machúcalos pero retebien como decimos los mexicanos.)


Pon los frijoles refritos en un plato grande. Ahora ponle tu queso favorito aunque sea ese mentado Cheddar. Goza de los frijoles y disfruta de la “música”.